[26/06/2024] Quizás suene extraño decirlo, pero el open banking ya ha dado sus primeros pasos en el Perú. Lo encontramos en los esfuerzos de interoperabilidad que permiten que billeteras digitales como Yape o PLIN puedan comunicarse entre ellas, o que las transferencias interbancarias puedan realizarse de manera rápida. Aunque, por supuesto, el open banking no se limita a la interoperabilidad. En realidad, esta tendencia se basa en el hecho de que las firmas financieras puedan intercambiar información. No solo eso, las firmas pueden cambiar esa información porque, aunque la han generado, es información del cliente, y el puede decidir que se comparta.
Así, aunque el open banking nos remite a una mejora en los negocios para las empresas y una mejora en los servicios para los clientes, también es un concepto de empoderamiento: la persona es la dueña de los datos. Y sobre esta premisa es que se pueden construir muchos más servicios y el cliente puede tener mayor poder sobre su propia información. El open banking pretende llegar a esos niveles.
El origen
"Cuando nosotros hablamos de open banking u open finance, esto no es más que el nombre que se le da a la capacidad o a la manera de trabajar intercambiando datos, intercambiando datos entre entidades. Algo que en el mundo fuera de la banca se llama 'API economy' o 'economía de las API'; es decir, cómo las empresas, intercambiando información, pueden generar una experiencia distinta, un producto distinto o un incremento de las ventas”, señaló Martín Peña, líder de Integración y Aplicaciones para IBM América Latina.
Pero, como se señaló antes, aunque el open banking haya tenido un origen puramente de mercado, también se le atribuye otros fines -como el empoderamiento de los clientes. Hasta hace no muchos años las entidades del sistema financiero resguardaban celosamente la información que habían generado de sus clientes; esa información no se compartía porque se consideraba una ventaja competitiva.
Cuando aparecieron las FinTechs en el mercado se produjo toda una revolución, pues estas nuevas entidades aparecieron con una agilidad y con una capacidad de comprender al cliente que envidiaban las instituciones financieras tradicionales, al punto de querer copiar su agilidad. Así, ya no solo existía la competencia entre las distintas entidades financieras tradicionales, sino también entre estas y las nuevas FinTechs. Había, sin duda, un enfrentamiento.
"Yo me acuerdo cuando nosotros empezamos a trabajar hace unos cinco o seis años, era tal cual, de un lado las FinTechs y de otro lado los bancos; hoy el modelo es 100% de cooperativo”, sostuvo Iván Wortman, country manager de Prometeo en Perú.
No es novedad señalar que sí hubo roces entre ambos bandos, pero ya se aplacaron al ver que la cooperación puede beneficiar a ambos lados. Los bancos tradicionales tienen la información de los clientes, los conocen desde hace mucho tiempo; las nuevas FinTechs, por su parte, tienen la agilidad necesaria para captar las necesidades de los clientes y acomodarse a ellas. Sus diversas habilidades se pueden complementar y beneficiar a todos.
Por ello es por lo que cuando comenzó a surgir el open banking, aunque al principio hubo resistencia hacia él, los beneficios terminaron convenciendo a todas las partes involucradas.
"[El open banking] es beneficioso desde la perspectiva de las empresas del sistema financiero porque les permite poder atender a un mayor público. Y cuando me refiero a atender a un mayor público, significa tener información de calidad que les permite ofrecerles productos que cumplan con las necesidades y que, por ende, digamos, se reduzca este tema de productos ofrecidos no aceptados”, indicó Darío Bregante, gerente senior de Regulación Financiera y FinTech de EY Law.
Por el lado de los usuarios hay también muchos beneficios, porque evidentemente uno entiende que va a poder acceder a mejores tasas de interés o a mejores condiciones en los servicios financieros, entre otros. Ventajas a las que se va a poder acceder en la medida de que su información puede ser analizada por distintos actores para encontrar justamente cuál es el nivel de riesgo que esta persona presenta.
Y, por el lado de los reguladores, el open banking se va a desarrollar tomando en cuenta la importancia de manejar información de calidad.
El desarrollo local
Por cierto, el regulador peruano hace un buen tiempo que ya está meditando sobre esta tendencia. En junio del 2022, en el Boletín Semanal de la Superintendencia de Banca, Seguros y AFP (SBS) se publicó una nota en la que se señalaba que se había realizado un evento denominado "Retos para la innovación en el sistema financiero”. En ese evento se tocó el tema del open banking. De él se dijo, por ejemplo, que existen diversos modelos para el desarrollo del open banking. Uno de ellos es aquel en el que una institución crea sus productos y los ofrece a través de sus canales, por ejemplo, Yape del BCP; un segundo modelo es aquel en el que el banco, más bien ofrece sus canales para distribuir un producto creado por terceros, por ejemplo, cuando un banco pone a disposición de los usuarios de su aplicativo móvil la opción de contratar un seguro; y un tercer modelo es el banco como servicio, es decir, el banco no crea un producto ni lo distribuye, sino que ofrece sus capacidades a otra empresa para que los explote.
Más allá de estas definiciones, lo interesante de la nota es que nos muestra que la preocupación por el open banking ya tiene un tiempo en el regulador peruano y que reconoce que es una tendencia importante.
"No hay una única manera de adoptar Open Banking y existen diferentes esquemas, siendo algunas dimensiones relevantes si es o no obligatorio, y si se establecen o no estándares. Así pues, algunos países han optado por el Open Banking voluntario, mientras que otros países han determinado que sea obligatorio para todos o para las empresas grandes. Por otro lado, el regulador también puede imponer estándares; por ejemplo, para el desarrollo de la APIs, lo que podría facilitar las interacciones entre diferentes actores. En otros países, se ha permitido que sea la misma industria financiera quien determine, en consenso, sus estándares”, afirmaba el documento.
¿Por qué son importantes los estándares? Por la interoperabilidad. No basta con que exista una disposición que indique que se puede compartir la información de las personas, es necesario que las instituciones que van a compartir la información puedan 'conversar'. Como sostuvo Toño Muñiz, gerente de Transformación de Mibanco, durante su participación en el conversatorio "Explorando Open Finance”, realizado por NTT Data, uno de los obstáculos técnicos que se presenta en el open banking al momento de querer compartir datos, es que la institución con la cual se van a conectar no posee la capacidad de conectarse adecuadamente. Y por conectarse adecuadamente se está hablando de temas no solo de interoperabilidad, sino también de seguridad.
"Hay todo un tema de desarrollo -y creo que va a venir conforme esto se va desarrollando- de entender también cuál es el nivel de seguridad mínimo que se le tiene que pedir a estas empresas”, manifestó Bregante de EY Law.
Es decir, el open banking no solo se trata de crear una ley o un marco legal, también hay un factor tecnológico que se debe de tratar; pero, nuevamente, como señala la SBS, cada país toma el rumbo que más se adapte a sus necesidades. De hecho, por lo pronto, no hay una ley específica que imponga estándares específicos sobre las prácticas de open banking en el Perú, pero las instituciones deben tomar en consideración la legislación pertinente a los temas alrededor del open banking. Por ejemplo, en el caso de los datos personales ya se cuenta, desde hace un buen tiempo, con la Ley de protección de datos personales; mientras que en el caso de la seguridad se cuenta con el reglamento para la Gestión de la seguridad de la información y la ciberseguridad.
Sin embargo, tomar como referencia lo que haga el regulador puede hacer que la adopción no tenga la velocidad que se puede imprimir al cambio.
"Si nosotros esperamos que el regulador actúe, como está ocurriendo en países vecinos, pues esto va a ocurrir de alguna manera orgánica, pero restrictiva al principio, porque al no poder hacerlo de una manera muy agresiva se van a ir abriendo los datos poco a poco y esto va a tomar un tiempo”, explicó Peña de IBM.
De hecho, al no haber una legislación específica, pueden presentarse situaciones en las que pueden colisionar dos marcos regulatorios. Por ejemplo, actualmente se está discutiendo la modificación del reglamento de la Ley de Protección de datos personales, y una de las modificaciones es, precisamente, la portabilidad de los datos como derecho que puede exigir un ciudadano. ¿Cómo una entidad financiera podría cumplir con el deseo de un ciudadano de portar sus datos a otra institución, si esta segunda institución no cumple adecuadamente con el marco de seguridad necesario para esa transferencia? Evidentemente, este será un tema que deberá resolver el regulador, quizás con una ley específica.
Para las empresas
Aunque el open banking se ha centrado en el beneficio para el ciudadano -al incorporar el empoderamiento producto de la capacidad de disponer de su información personal bancaria-, también puede beneficiar a las empresas. Como señala Wortman, un uso que se puede hacer del open banking es el uso de herramientas que permitan a los encargados de las finanzas de una organización ver, en un solo lugar, todas sus cuentas al mismo tiempo.
"El CFO de una empresa podría sacar mucha ventaja al conocer la posición en tiempo real de todos sus bancos, al saber cuánto dinero está ingresando en cada minuto o cuánto dinero está saliendo, los pagos que se están haciendo a cada instante, poder darle liquidez a algún usuario final en un momento que él quiera”, detalló Wortman de Prometeo.
Entonces, existen múltiples ventajas tanto para empresas como para individuos, pero también esto pasa por que todos los involucrados conozcan plenamente todas las alternativas que tienen al momento de que se pueda compartir los datos. Como señala Bregante, incluso se puede producir el efecto contrario. En Reino Unido, luego del auge de las soluciones de open banking, las personas llegaron a un estado en el que ya no deseaban compartir su información ya que comenzaron a dudar de cómo se usaba ésta.
"Y ahí de nuevo, es donde entra la importancia del Gobierno de establecer reglas claras de cómo debe ser el uso, de corregir malas prácticas de manejo información que te garantice esa confianza para que la gente en verdad pueda utilizar el servicio”, señaló Bregante.
El movimiento del mercado es el que le da el impulso a este tipo de iniciativas, pero es también necesario que los reguladores se involucren para dar un marco que ofrezca seguridad a personas y empresas. Por lo pronto, la interoperabilidad es el primer paso en el camino del país hacia el open banking, pero aún faltan puntos por resolver en la propia interoperabilidad, la legislación, y el deseo de las personas y empresas de querer compartir su información. Este es el inicio.
Jose Antonio Trujillo, CTOPerú